domingo, 4 de abril de 2010

"Un universo futurista en el arte italiano"

La Fundación Proa inauguró una muestra de 240 piezas del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto (MART), que recorren la historia y creatividad del futurismo italiano en pintura, música, danza, teatro, arquitectura, vestimenta y otros ámbitos.
En 1909, Filippo Tommaso Marinetti lanzó a través del periódico francés Le Figaro , el primer Manifiesto del Futurismo, que proponía la destrucción de los museos, de las bibliotecas, del moralismo, a la vez que pontificaba por el amor al peligro, la guerra, la "belleza de la velocidad".
Una nueva sociedad requería en ése tiempo no sólo cambiar la estética del mundo visual del arte, sino también la experiencia de la vida cotidiana. "Otras vanguardias querían renovar el arte, pero el único movimiento que quiso cambiar la vida,fue el futurismo".
El público que visite la muestra encontrará instrumentos de música futurista y podrá escuchar grabaciones particulares de sonidos; verá los diseños de ropa futuristas, y también proyectos arquitectónicos en una nueva concepción del espacio.
El Universo Futurista, título de la exposición, abarca de 1909 a 1936, período en el cuál se sucedieron 36 manifiestos redactados por los diversos integrantes del movimiento.
La palabra escrita era un arma de lucha, y la terminología que empleaban así lo demuestra.
El teórico del futurismo, Marinetti fue la figura controvertida porque buscaba subvertir con sus propuestas los órdenes establecidos, si no fuera por su amistad con Benito Mussolini.
"Al conocerse ambos en 1912, son anticlericales y tienen ideas socialistas y en 1922 cuando Mussolini llega al poder y Marinetti seguirá siendo su amigo, a pesar de no ser militante del movimiento fascista. Existe un Marinetti políticamente ambiguo, pero en él no hay apología al régimen", sostuvo Belli.
Italia, en la primera década del siglo XX, era un país atrasado, con poca industrialización -señala Belli-, y Marinetti lanzó la utopía de transformarla.
Entre las pinturas que se exhiben en ésta muestra están las líneas y los colores de aquellas que logran una composición dinámica de la representación, y que representan el movimiento en sí mismo.
Así se suceden también los nombres de Giacomo Balla, Gino Severini, Roberto Baldesarri, Tullio Crali, Umberto Boccioni, Luigi Russolo, entre otros referentes del movimiento y se descubren allí cuadros del artista argentino Emilio Pettoruti, quién participó durante su experiencia europea en 1913 que asimiló la enseñanza de las vanguardias de la época, que se evidencian en las obras expuestas en Proa.
En 1926, Marinetti llegó a América latina para promocionar el movimiento en Brasil, Uruguay y la Argentina y regresaría diez años después como delegado oficial del PEN Club de Roma, que era una asociación mundial de escritores.
En esa oportunidad, los integrantes de la revista argentina Martín Fierro ofrecieron una cena homenaje al poeta, aunque tomaron distancia del "hombre político".
Belli sostuvo que otra de las novedades que introdujo el líder del futurismo fue "inventar un modo de comunicar el arte", al hacerlo de manera mediática y espectacular, lo cuál era toda una novedad para el mundo intelectual de su época.
La estética del futurismo, que se puede ver en el vestuario para obras de teatro y en las marionetas de Fortunato Depero, en trajes para la vida cotidiana de Enrico Prampolini, en la música que anticipó sobre sus líneas y colores de sus pinturas que llegan a la abstracción, que aún hoy sorprende.
Con esta muestra, la Fundación Proa, que dirige Adriana Rosenberg, se suma a los festejos del centenario de este movimiento cultural que el año pasado se realizaron en algunos de los principales centros de exposición del mundo, a la vez que continúa su objetivo de dar a conocer al público argentino en su bicentenario los más importantes referentes y movimientos de vanguardia del siglo XX.

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