jueves, 14 de junio de 2018

MONET- BOUDIN


El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ofrece con Monet / Boudin la primera ocasión de descubrir a través de una exposición monográfica la relación entre el gran pintor impresionista Claude Monet (París, 1840 – Giverny, 1926) y su maestro Eugène Boudin (Honfleur, 1824 – Deauville, 1898), representante destacado de la pintura al aire libre francesa de mediados del siglo XIX.
Del 26 de junio al 30 de septiembre de 2018 la exhibición conjunta de su obra persigue no solo arrojar luz sobre el periodo de aprendizaje de Monet, en el cuál Boudin jugó un importante papel, sino también sobre los orígenes mismos del Impresionismo.
Con la curaduría de Juan Ángel López-Manzanares, conservador del Museo Thyssen, la exposición reúne un centenar de obras de los dos pintores, incluyendo préstamos de museos e instituciones como el Musée d’Orsay de París, la National Gallery de Londres, el Metropolitan de Nueva York, el Museo de Israel en Jerusalén, el Museu Nacional de Belas Artes de Río de Janeiro o el Marunuma Art Park de Japón, así como de colecciones privadas, como la de Simón Pérez.


Ésta exposición cuenta con el mecenazgo de Japan Tobacco International (JTI), empresa reconocida como gran mecena del arte en Europa y que impulsa su difusión del arte en España, colaborando varios años con éste Museo. Ésta unión muestra cómo los ámbitos de la cultura y de la empresa privada pueden conjugarse en una fructífera acción conjunta, cuyo objeto es hacer cultura para todas las clases sociales y contribuir a la proyección de Madrid como una capital mundial de la cultura. JTI ha colaborado en las exposiciones Zurbarán: una nueva mirada (2015) y Picasso / Lautrec (2017-2018), entre otras.


En un largo recorrido cronológico y temático que se articula en ocho capítulos, Monet/Boudin enfatiza los intereses artísticos que compartían ambos artistas, como la atracción por la iconografía de la vida moderna –plasmada en escenas de veraneantes en la playa de Trouville– , por los efectos cambiantes de la luz –que protagonizaron la mayor parte de sus óleos y pasteles–, y finalmente por la naturaleza semisalvaje de los acantilados de las costas de Bretaña y Normandía.

1. Paisaje pintoresco 

El primer encuentro entre los dos artistas se produjo en la primavera de 1856, cuándo coincidieron en la papelería Gravier en El Havre, Boudin, era 16 años mayor y felicitó a Monet por su trabajo como caricaturista, por el cuál se destacaba, y le animó a seguir estudiando y pintando invitándole hacerlo junto a él. Boudin iniciaba su primera obra madura, trás un aprendizaje autodidacta basado en la copia de maestros holandeses del siglo XVII, al tiempo que realizaba estudios al aire libre en el paisajismo de la Escuela de Barbizón. Pasado un tiempo, el joven Monet aceptó la sugerencia y comenzó a dibujar y pintar con él paisajes en "plein air" convirtiéndose en su discípulo. Aunque sus padres no veían bién ésta relación por proceder Boudin de una familia de extracción social baja, Monet aprendió a ser fiel a la luz observada y a componer paisajes a partir de dibujos y estudios al óleo. Al cabo de dos años poseía la suficiente destreza para emprender su primer lienzo destinado a ser expuesto al público: Vista cerca de Rouelles (1858), inspirado en el paisaje de los alrededores de El Havre, al igual que Paisaje normando (h. 1857-1858) de Boudin.











Ambos son paisajes equilibrados, algo convencionales en la disposición de los motivos, pero captan con sabiduría la luminosidad del día, una preocupación constante de Boudin que supo enseñar a su discípulo. En los años siguientes como Boudin, Monet estudió la obra de pintores de la Generación de 1930 como Rousseau o Daubigny. Su partida a París en 1859 pudo haberles alejado, pero los frecuentes viajes a El Havre, la correspondencia que mantuvieron y la producción artística de ambos conservaron su vínculo de forma que la inicial relación, entre mentor y alumno se fue transformando en admiración y estímulo entre ambos.


2. Marinas 

Considerado un género menor, a partir del segundo cuarto del siglo XIX las marinas fueron ganando importancia y empezaron a ser cada vez más demandadas por los coleccionistas. Boudin era hijo de marinero y había gozado de una infancia vinculada al mar. Sus primeros dibujos de barcas datan de la década de 1840, pero fue a partir de 1854 cuándo se dedicó a las escenas de pescadores con mayor asiduidad. En el desarrollo de los dos pintores como marinistas tuvo especial importancia su encuentro en 1862 con el pintor holandés Johan Barthold Jongkind, considerado junto a Boudin uno de los precursores del impresionismo.
Monet siguió el ejemplo de Jongkind é interesó por las marinas de Courbet y de Manet, y empezó a completar composiciones de gran tamaño al aire libre. Tal el caso de La playa de Sainte-Adresse (1867), una de las obras más importantes del primer tramo de su carrera, en la que emplea tonos fríos y brillantes que anticipan el impresionismo y le alejan de las tonalidades grises de los cuadros de Boudin.


Asimismo frente a la tendencia de éste de separar a los habitantes de Normandía y de los procedentes de París, Monet mezcla en sus cuadros parte de una única realidad social.

3. Escenas de playa

Trouville era un pequeño pueblo de pescadores con una extensa playa que pronto se convirtió en destino turístico de burgueses y aristócratas. Boudin lo descubrió a comienzos de la década de 1860 y volvió todos los veranos para pintar el puerto, los muelles, el río Touques y escenas de playa. Con éstas últimas, pretendía llamar la atención a una clientela más amplia, entre la que se encontrasen los propios veraneantes de Trouville. Sin embargo, debido a que en ellas priman los efectos ambientales frente a la anécdota, no recibieron la acogida esperada, como ocurrió con Concierto en el Casino de Deauville, expuesto sin éxito en el Salón de París de 1865.


Con el paso de los años se decantó por las composiciones más pequeñas y vibrantes, destinadas a un coleccionismo minoritario, y en 1870 abandonó prácticamente sus escenas de playas por una dedicación más intensiva; el género de las marinas cuya demanda era mayor.
Durante el verano de 1870, Monet se instaló con su familia en Trouville, donde ensayó varias escenas de playa basadas en las de su maestro. Pero en obras como Camille en la playa en Trouville (1870) o La playa en Trouville (1870), las figuras anónimas de Boudin representadas siempre alejadas, como elementos de un paisaje, se convierten en personajes concretos como su esposa Camille o la de Boudin, Marie-Anne Guédès.




4. Pasteles




Hacia finales de la década de 1850, Boudin comenzó a realizar estudios de cielo al pastel en los que aprovechaba la ductilidad del material para captar rápidamente la apariencia del celaje en distintas estaciones, condiciones atmosféricas y horas del día.
De la nueva generación de pintores, Monet fue el que extrajo una lección más directa de éstos estudios, llegando a realizar más de un centenar de pasteles a lo largo de su carrera. En los más antiguos empleó contornos para delinear los motivos, pero pronto se decantó por composiciones más sencillas, basadas en dos o tres franjas de color salpicadas de pequeños elementos secundarios. Conforme fue dominando la técnica, el pastel se convirtió en un medio autónomo del óleo que le permitió ensayar composiciones y efectos que requerían un trabajo muy rápido, en función de las variaciones de luz y color.
Como reconocimiento a su papel en la gestación del impresionismo, Monet invitó a su maestro a participar en la Primera Exposición Impresionista, en 1874 donde Boudin expuso tres lienzos, cuatro acuarelas y seis pasteles. El propio Monet además de cinco lienzos, expuso siete pasteles, en lo que puede interpretarse como homenaje a su mentor.


Bautizado por Corot como “el rey de los cielos”, Boudin siguió pintando a lo largo de su vida éste tipo de estudios, adoptando en su producción más tardía colores más luminosos y brillantes, en la estela del impresionismo.

5. Variaciones 

En la década de 1890, Monet dió un giro fundamental a su obra con la realización de series sobre un único motivo, un encuadre similar captado bajo diferentes condiciones ambientales y lumínicas. Su origen estaba ya latente en las variaciones atmosféricas de Boudin, cuya preocupación por los cambios de la luz en el paisaje con el paso de las horas aparece en sus cuadernos, ya en la década de 1850 y en los estudios de cielos al pastel.
Desde 1878, en Vétheuil, Monet pintó varios grupos de lienzos a los que pertenecen Brazo del Sena cerca de Vétheuil (1878) o La inundación (1881), aunque el conjunto de obras que más se aproxima serán sus series en el formado por los diecisiete óleos que dedicó al deshielo del Sena de enero de 1880.


Dos años después, en Pourville, Monet empleó la palabra “serie” por primera vez en una carta dirigida al marchante Durand-Ruel. En sus siguientes campañas fue restringiendo los puntos de vista al tiempo que aumentaba el número de lienzos pintados sobre un mismo motivo, pasando a dedicarle a cada uno media hora al día, hasta restringirse a tan solo unos siete minutos por sesión para capturar un “efecto”.
Por su parte, Boudin realizó unas doscientas variaciones de los muelles de Trouville con pequeñas diferencias en las condiciones atmosféricas. Su trabajo era intuitivo y no sistemático como en Monet, y se relacionaba más con la demanda de los coleccionistas.
De principios de la década de 1890 algunas vistas de la colegiata de Abbeville o del río Touques, pintadas a distintas horas del día.


6. Litoral agreste 

A finales de la década de 1870, la amistad entre Monet y Boudin comenzó a enfriarse y pudo contribuir a ello la relación de Monet con Alice Hoschedé antes de la muerte de Camille, por la que Boudin sentía un gran aprecio, o la crisis económica de 1875, que afectó profundamente al mercado artístico. Sin embargo el maestro conservó la admiración por su antiguo discípulo y numerosas obras de la década de 1880 y 1890 muestran una convergencia de intereses, como ocurre con las vistas de los acantilados de Normandía y las costas de Bretaña.
En los cuadros de Monet de la década de 1880 las figuras humanas han cedido el protagonismo a la naturaleza. De ésta época son La aguja de Étretat, bajamar (1883) y Rocas en Belle-Île-en-Mer, Port Domois (1886).




Años después Boudin pintó también en Étretat, realizando esbozos de barcas varadas y vistas de los acantilados, y en 1897 un año antes de su muerte recorrió Bretaña, donde llevó a cabo óleos en los que frente a las agitadas vistas de Monet, predomina una mayor sensación de calma y equilibrio.

7. Luz, reflejos y efectos atmosféricos 




La muestra de pasteles, acuarelas y ciento cincuenta óleos de Boudin en la galería de Durand-Ruel, en 1883, coronó su consagración definitiva. Alcanzada ya una cierta estabilidad económica, se propuso ir más allá de los gustos conservadores de su clientela y comenzó a pintar también para sí mismo, atento a algunas novedades impresionistas.
De ésos años son marinas en las que el elemento predominante es la luz del atardecer, como Marea baja (1884).


Por lo que respecta a Monet, si en los años 1880 alternó su atracción por la fuerza del mar con el estudio de la luz y los efectos ambientales, en la década siguiente fueron éstos últimos lo que más le interesó, junto a la exploración de la pintura en series.
El ejemplo de Corot referente para ambos artistas desde siempre, se hizo aún más presente en la obra de Monet en la década de 1890; así se aprecia en El Sena en Port-Villez (1894) o en Mañana en el Sena, Giverny (1897).












El segundo forma parte de una serie de veinticuatro lienzos, iniciados al aire libre y completados en el estudio, todos representando el mismo rincón del río a diferentes horas del día.

8. Viajes al sur 

Para dos pintores como Monet y Boudin formados bajo los grises y cambiantes cielos de Normandía, el encuentro con la luz del Mediterráneo tenía que ser una revelación. Monet así lo experimentó cuándo a comienzos de 1884, después de un corto viaje por la Costa Azul y la Riviera italiana junto a Renoir, se trasladó a Bordighera a pintar durante varios meses.
En 1888 regresó a Antibes, donde se volvió a enfrentar a la luz rosada del Mediterráneo. Por motivos de salud Boudin viajó al Midi por vez primera en 1885, lo que pudo influirle en el empleo de una paleta más colorida a partir de entonces.


Fue en todo caso en su visita a Beaulieu en 1892, cuándo hizo suya la luminosidad mediterránea, a la par que completaba sus lienzos al aire libre gracias al buen tiempo.
Como Monet, en 1893 llevó a cabo vistas de Antibes y en 1895 pintó más de setenta lienzos en Venecia, considerados por el propio pintor su “canto del cisne”.


Trás la muerte de Boudin en 1898, Monet formó parte del comité que organizó su exposición póstuma. Años después al revisar las cartas que había intercambiado con su maestro, se dió cuenta de que Boudin había sido uno de los primeros en reconocer su talento y que le había profesado una admiración constante. En 1920, Monet expresó a su biógrafo, Gustave Geffroy, un reconocimiento ya sin reservas hacia su maestro: “Lo he dicho y lo repito: todo se lo debo a Boudin”.


Claude Monet. Antibes (1888) Colección Pérez Simón, México Eugène Boudin. Beaulieu. La bahía de las Hormigas (1892) The Metropolitan Museum of Art, Nueva York. Legado de Jacob Ruppert.

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Dirección: Paseo del Prado, 8. 28014, Madrid.
Salas de exposiciones temporales, planta baja.
Horario: - Del 26 al 28 de junio y del 2 al 30 de septiembre de 2018: De martes a viernes y domingos, de 10 a 19 horas; sábados, de 10 a 21 horas.
 www.museothyssen.org

martes, 1 de mayo de 2018

GALBUSERA PASQUALE; Un viaje Espiritual


La espiritualidad tiene que ver con el alma en su significado más simple, pero vinculado a lo tangible desde el cuál la materia puede aportar el designio de la propia realidad.


Es el trabajo artesanal de la obra en madera de "Pasquale Galbusera" que se presentó en "la abadía", Centro de arte y estudios Latinoamericanos hasta el 28 de julio de 2018.  


                                           
      






El artista nacido en Bernareggio (Monza-Italia), se formó con el grupo de artesanos entre los años 60 y 70 en Milán donde se sentía una energía cultural renovadora, cuándo comienza sus primeras esculturas en madera que presenta en 1976 en el Palazzo Litta en Milán, junto a dibujos y acuarelas y cuadros en óleo sobre tela y papel.

                                                                                               
En 1980 profundiza su técnica en la cerámica y el bajo relieve en figuras de madera de arce y otros tipos como wengue, peral y tilo y también busca la simbiosis entre el arce y el palo rojo con sus diferentes tonalidades con teñido y tilo laminado para una mayor interacción entre volumen, espacio y color.



















En los años 90 desafía la monumentalidad de las figuras con materiales diversos como el bronce, latón, porcelana y vidrio é investiga sobre nuevas maderas con gran éxito cuándo expone en la Abadía Seraing cerca de Lieja (Bélgica), también en el Palazzo Appiano de Piombino (Livorno) y en el puerto de Amberes en Francia.


                                                                             
   

                                                                                                                                         




En el 2000 abre el desafío a la fuerza de gravedad con esculturas imponentes en madera de olivo, obras en mármol y tejidos que le dan impulso a una prometedora exposición en el Museo de la Porciúncula en Asis, (Perugia) que lo conducirá al arte sacro donde retomará un giro inesperado en el nuevo milenio con una muestra retrospectiva en la ex Iglesia de San Francisco en "Como", y le seguirá una obra en Piazza dei Grani en Piombino.  /div> De la peregrinación llevado por la devoción de la búsqueda espiritual, lo predispone a una función sagrada de su propio ser tan evocativo como alusivo, a los lugares arquitectónicos como litúrgico del valor simbólico de cada objeto, acercaron a Galbusera a una dimensión espacio temporal precisa en sus trabajos creativos.

                                                   












En 2003 presenta una escultura "El árbol glorioso" en olivo pensada para la Basílica Papal de Sta. María de los Ángeles en Asis, y en 2005 completa una ornamentación de la cripta en la misma Basílica. En 2006 se le encarga el diseño y construcción de la ornamentación de la Iglesia Chrystusa Króla (Cristo Rey) en Kolczyglowy, Polonia.


En 2007 realiza la cruz de piedra de la Porciúncula para el Papa Benedicto XVI y en 2012 por encargo para la Iglesia Sta.María de la Misericordia en Manciano (Arezzo), y el relicario del beato Juan Pablo II para la Iglesia de Chrystusa Krola en Kolczyglovy (Polonia) y el tabernáculo para la Iglesia Sta. María Naciente en Bernareggio.


En 2017 el Arzobispo de Danzica Slowejleszek Glodz confía a Galbusera la realización de la nueva ornamentación de la Catedral que será dedicada a JuanPablo II, asimismo también para convertir en una realidad el báculo pastoral, en acero inoxidable ideado para el Papa Francisco.


                                                           






El objetivo en la espiritualidad contemporánea era no violar la sacralidad del espacio ante el objeto, su cultura visual de la Iglesia sino completando su narración divina, compatibles con las actuales existentes pero capaz de acercarse a nuevas exigencias comunicativas, a los fieles diferentes de décadas atrás. Así el arte contemporáneo busca la comunicación directa y emotiva con los individuos, para convertirse en uno de los instrumentos para hacer actual el mensaje de la Iglesia, que se renueva con su propio código para las nuevas generaciones a través de los artistas.

jueves, 29 de marzo de 2018

Obras Maestras del Renacimiento al Romantisismo


El MNBA y la Galería Nacional de Hungría inauguró el 27 de Marzo hasta 23 de julio, las obras del patrimonio nacional que representan un hito cultural de los maestros del arte del "Renacimiento y el Barroco europeo" con la curaduría de Angel Navarro y Florencia Galesio.



 No son muchos lo momentos en que puede ofrecerse una exposición de éste periódo donde se puedan contemplar obras de pintores menos conocidas de la talla de Peter Paul Rubens, Lucas Cranach el Viejo, Giorgio Vasari, Tiziano, el Greco, Giambattista Tiépolo, Rafael, Francisco Goya y el maestro Leonardo da Vinci con su escultura "Guerrero a caballo" (1500-1550) expuesta por primera vez en el país.













Por otra parte podrá conocerse las obras de artistas húngaros como Mihály Kovács con "Niño durmiendo" (1850) Budapest, Károl Markó, Jabab Bogdány, János Donát y Jozsef Borsos que integran la primera modernidad visual relevante del Renacimiento y Barroco, espléndidamente reflejados en ésta exposición por el arte universal.



Se presentan una selección de 58 obras que pertenecen al MNBA y Galería Nacional de Hungría, que son el fruto del coleccionismo de reyes, nobles y burgueses atesoradas y que llegan hasta nuestros días como parte del patrimonio, para ofrecer un panorama de la historia del arte de ésa época.










En éste recorrido europeo que atraviesa por Alemania, Italia, Países Bajos, España y Hungría entre el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX. Cada ser humano tiene una sensibilidad artística diferente frente a cada obra, pero el arte tiene un idioma común y podemos afirmar que el arte es el tesoro de la humanidad.

                                     
                 
Durante el siglo XVI los cambios culturales influyeron de forma sustancial anticlásica conocida como el "manierismo" que caracterizó la alteración de las proporciones y la falta de claridad espacial, con la renovación de un vocabulario formal que permitió a éste movimiento perdurar hasta principios del siglo XVII.








Así después surgió el Barroco utilizando recursos para conmover al observador con colores contrastantes y texturas más vistosas. Junto a descubrimientos arqueológicos y transformaciones políticas y sociales a comienzo del siglo XVIII con la Revolución Francesa instauró una renovación en la expresión neoclásica que convivió con el Romanticismo, que se distinguieron en la mitad del siglo XIX y que preparó el camino al arte moderno.


Esta exposición permite conocer las obras de grandes artistas que enriquecieron su propia época y el desarrollo del arte occidental hasta que surgieron las nuevas propuestas de los Impresionistas.