domingo, 21 de octubre de 2007

52º Bienal de Arte de Venecia fué premiado León Ferrari

EL ARGENTINO LEÓN FERRARI FUE VOTADO POR UN JURADO PRESIDIDO POR EL DIRECTOR DEL MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE BARCELONA. "ES EL PREMIO A SOSTENER UNA PRÁCTICA EXPERIMENTAL", DIJO LA CURADORA VICTORIA NOORTHOORN.
El argentino León Ferrari fue elegido el mejor artista de la 52 Bienal Internacional de Arte de Venecia, informó el jurado internacional de este encuentro. El jurado justificó su decisión de la siguiente manera: “Hay un cuerpo de obras en el ‘Arsenale’ que presenta algunos pocos ejemplos de una carrera larga y sustancial”. Victoria Noorthoorn, curadora argentina que participó en la presentación de Ferrari en la Bienal, comentó desde Venecia: “El premio va a ser trascendente en la historia del arte contemporáneo argentino porque se trata no sólo de un premio a su trayectoria, a sostener una práctica experimental a lo largo del tiempo y a sostener situaciones adversas sino también porque es un premio a la libertad de expresión en nuestro país”.
También, el jurado –presidido por el español Manuel Borja Villel, director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona– otorgó a Hungría el premio al mejor pabellón nacional y la jordana Emily Jacir, fue seleccionada como mejor artista menor de 40 años.
El premio al mejor historiador de arte le correspondió al estadounidense Benjamin Buchloh, según decidió el jurado de este prestigioso evento cultural, que finaliza el 21 de noviembre. El artista, que nació en Buenos Aires en 1920, se inició en el campo de la expresión artística en 1955 y durante toda su vida ha desarrollado un lenguaje artístico propio, con técnicas variadas como el collage, la fotocopia, el arte postal, y materiales como la madera, el yeso, la cerámica y el alambre de acero inoxidable.
Ferrari también escribió artículos periodísticos, es autor de libros de poesía entre los que se destaca La bondadosa crueldad (1988), ilustró el libro Nunca Más –sobre los crímenes de la última dictadura (1976-1983)–, publicado en fascículos por el diario Página/12, de Buenos Aires. Por sus posiciones radicales y sus obras, con poderosos mensajes ideológicos, Ferrari debió exiliarse en San Pablo, Brasil, cuando la dictadura tomó el poder en el país en 1976.
El artista recién regresó a Buenos Aires en 1991 y continuó con la producción de obras de un fuerte impacto como las de la polémica muestra retrospectiva de fines de 2004 y comienzos de 2005 en el Centro Cultural Recoleta, de Buenos Aires, que fue objeto de varios atentados y hasta suspendida por un juez.

“LE TENDRÍA QUE DEDICAR ESTE PREMIO A BERGOGLIO”
Lo que suena a Medioevo ocurrió en diciembre de 2004: un grupo de fanáticos religiosos irrumpió en aquella muestra (una monumental retrospectiva que abarcaba 50 años de obra) al grito de ¡Viva Cristo Rey!, y destrozó –literalmente– algunas de las obras de Ferrari.
Luego de una polémica con visos irreales, el artista plástico se vió obligado a cerrar su muestra antes de tiempo, considerando que creaba “un clima de tensión que perturba el normal funcionamiento de la institución”. Ahora, algunas de las mismas obras que se salvaron del destrozo son reconocidas a nivel internacional, con una de las distinciones más prestigiosas del mundo del arte. Y, con ellas, vuelve a cobrar voz el trabajo tantas veces silenciado de León Ferrari, responsable de obras como la versión ilustrada del Nunca Más editada por este diario.“Desde hace dos años no paro de trabajar, estuve en siete bienales”, cuenta ahora Ferrari, emocionado por ganar uno –el más importante– de los cuatro Leones de Oro.
El máximo premio de la Bienal fue decidido por un jurado internacional presidido por el español Manuel Borja Villel –director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona– e integrado por Iwona Blazwick, directora de la Whitechapel Gallery de Londres; Ilaria Bonacossa, conservadora de la Fundación Sandreto Re Rebaudengo de Turín; Abdellah Karroum, comisario independiente afincado entre París y Rabat, y José Roca, director de arte del Banco de la República de Bogotá. Otros premiados fueron la jordana Emily Jacir, seleccionada como mejor artista menor de 40 años, y el estadounidense Benjamin Buchloh, ganador del premio al mejor historiador de arte (la novedad de este año).
También se reconoció a la representación de Hungría como mejor pabellón nacional, por un trabajo de investigación fílmico sobre la relación entre cultura y ocio a través de los centros culturales de Budapest realizado por Andreas Fogarasi.
“Hace tiempo que la Argentina no recibe este premio”, rememora Ferrari, quién cuenta que recibió la noticia hace dos días en la ciudad de los canales. En la Bienal –que comenzó el 10 de junio pasado, finaliza el próximo 21 de noviembre, y ya fue visitada por más de 230 mil personas–, Ferrari está presentando una versión reducida de la muestra del escándalo en el Centro Cultural Recoleta.
Entre otras obras, están en Italia el famoso Cristo crucificado sobre un caza norteamericano, de 1965 (La civilización occidental y cristiana), los collages trágico-irónicos de las torturas medievales utilizadas por la Inquisición sobre la cabecera de L’Osservatore Romano, una iconografía de los ’80, un trabajo sobre la guerra de Irak, y varias obras alrededor del Nunca Más. Tres años atrás, la retrospectiva de Ferrari en el Recoleta desató una novela que define cierto estado de cosas en la Argentina.
La muestra abarcaba dibujos, grafismos, heliografías, cuadros y esculturas de metal que daban cuenta de cincuenta años de la carrera de Ferrari. Pero toda la atención giró alrededor de sus intervenciones sobre la iconografía cristiana.
Primero fueron las amenazas por carta. Luego, las concentraciones de fundamentalistas católicos rezando el rosario ante las exposiciones. Hasta allí, historia conocida para Ferrari. Pero la intolerancia dio un paso más: parte de las obras expuestas fueron destrozadas por un grupo de fanáticos religiosos que irrumpió en la muestra, entre los cuales habrían estado implicados los mellizos Gristelli, alguna vez custodios del ex comisario Miguel Etchecolatz.
Ante la demanda interpuesta por una asociación ultracatólica, una jueza mandó a clausurar la muestra y, aunque finalmente la exposición pudo reabrir sus puertas, el propio artista decidió cerrarla días más tarde.
En aquella oportunidad, el cardenal Bergoglio dio la voz oficial de la Iglesia: habló de “blasfemia” y de “vergüenza”.“Es curioso, ¿no?”, reflexiona hoy Ferrari, sin perder el buen humor. “Yo trabajé durante años sin que nadie me diera bola. Por lo general nunca me invitaron a muestras oficiales. Y en los últimos dos años, después de lo que pasó en Buenos Aires, me invitaron a siete bienales, en Alemania, San Pablo, Valencia...”.–¿Tiene algún agradecimiento en especial, entonces?– Es una especie de favor que me hizo ese Bergoglio, a quién le tendría que dedicar el premio, que sin duda tiene una figuración política muy grande en este momento. Porque ahora la Iglesia en la Argentina está tratando de copar la política, con los crucifijos de Elisa Carrió, con la (Gabriela) Michetti, con los curas que se meten en las elecciones...
Están dando signos fuertes de querer meterse en la política de lleno, lo cual me parece terrible. No me parece terrible la religión: sí me parece terrible que aquellos que ejercen el poder en la Iglesia crean que todos los demás deben obedecer las leyes que ellos imponen.
León Ferrari es un mito viviente en el mundo del arte. Nació en Buenos Aires en 1920. Su padre fue arquitecto y también artista plástico, pero él se formó como autodidacta. Exiliado en 1976, se radicó en San Pablo, Brasil, donde realizó experiencias con diversas técnicas: fotocopia, arte postal, heliografía, microficha, videotexto, libro de artista. En 1991 volvió a vivir en Buenos aires, donde continuó definiendo a la Iglesia Católica a través de su arte, o haciendo pasteles y dibujos sobre lo que Noé Jitrik llama “la arqueología del signo”. Fuera de su labor como plástico, publicó un libro de poemas y numerosos artículos en este diario. En el año 2000 realizó la muestra Infiernos e idolatrías en el Centro Cultural de España, contra las torturas humanas y divinas. En una sala expuso reproducciones de infiernos famosos (Miguel Angel, Giotto, Bosco, etc.) y en otra inventó o copió formas de torturas cristianas, pero aplicándolas a Vírgenes, Sagrados Corazones y santos de yeso. Aunque no llegaron a tanto como en la muestra del Recoleta, en aquella oportunidad también aparecieron grupos católicos que instalaron una suerte de altar en las puertas del centro cultural, y en medio de banderas y estandartes rezaron el rosario y arrojaron basura, pintura y una granada de gases lacrimógenos en el interior del local.Este ha sido un año con alto contenido político para la Bienal de Venecia, cuya curadoría está a cargo de Robert Storr, catedrático de la Universidad de Yale y vinculado también al MOMA. “Hubo muchas obras con perfil polémico”, cuenta Ferrari. “Una vinculada a los atentados del 11 de septiembre, otra de una muchacha que hizo 3500 retratos de los americanos muertos en Irak, una crítica al capitalismo por parte de un grupo húngaro, y por primera vez Africa tiene una presencia importante en la Bienal”, enumera.
De hecho, otras tres obras de fuerte carga política –y situadas en los márgenes del siempre elitista y autorreferencial mercado artístico occidental– fueron premiados en esta bienal.
La obra de la palestina Emily Jacir, ganadora del premio como artista menor de 40 años, hace foco en el poeta y miembro de Al Fatah Wael Zuaiter, abatido a tiros por un comando israelí en Roma el 16 de octubre de 1972, en el marco de las represalias indiscriminadas contra intelectuales palestinos tras los atentados de los Juegos Olímpicos de Munich.
La instalación recoge postales, cartas, fotografías, libros, filmaciones y documentos sonoros que en conjunto ofrecen una visión caleidoscópica de la vida personal y la ideología del intelectual palestino exiliado. El búlgaro Nedko Solakov obtuvo una mención de honor por un trabajo que hace pie en la disputa entre Rusia y Bulgaria por la propiedad intelectual del fusil AK-47. Su instalación, que “ha sorprendido al jurado por su contenido”, utilizaba videos, textos, objetos y mapas para explicar, con una aparente objetividad cargada de ironía, la fascinante historia de cómo intentó, infructuosamente, conocer la versión de las dos partes enfrentadas. Y, en la apertura, se le otorgó el León de Oro a la trayectoria a Malick Sidibé, nacido en Mali en 1936, uno de los grandes fotógrafos documentalistas africanos.
De allí que la prensa europea esté hablando en este momento, luego de la distinción de Ferrari, de “el triunfo del arte verité”.
Este reconocimiento internacional llega en un momento especial no sólo en la carrera de Ferrari, quien se ríe cuando comenta que hoy “le dan más bola que nunca”, también a pocos días de que la condena al ex capellán de la Policía Bonaerense Christian Von Wernich, acusado por crímenes de lesa humanidad en el marco del genocidio, diera la vuelta al mundo.
Reflexiona Ferrari: “No sé si fue premonitorio a la luz de lo que ahora pasa con Von Wernich, pero mire cómo funciona la Iglesia: la misma Iglesia que funcionaba durante la dictadura, que ni siquiera lo deja afuera a Von Wernich después de haber sido sentenciado a cadena perpetua por su participación en el genocidio. A lo mejor piden perdón dentro de 500 años...”.
Por Mariano Blejman y Karina Micheletto Fuente: diario Página/12
Más información: www.pagina12.com.ar"
"ES UNO DE LOS MÁS PRESTIGIOSOS ARTISTAS VIVOS"
"León Ferrari es uno de los más prestigiosos artistas argentinos vivos, con un reconocimiento del que gozan pocos”, remarcó el ministro de Cultura de la Nación, José Nun, al conocer la noticia de que fue distinguido hoy con el León de Oro al mejor artista en la Bienal Internacional de Venecia. La obra de Ferrari, La civilización Occidental y Cristiana, es una de las que participa de la muestra internacional, en la que están representados 76 países de todo el mundo.“No tiene parangón en lo que hace al arte conceptual”, dijo el funcionario y remarcó que “precisamente por eso, Ferrari fue uno de los artistas plásticos distinguidos el pasado mes de septiembre con el Premio Cultura Nación”.
Un galardón “para rendir tributo a su trayectoria y en reconocimiento a su aporte significativo a la cultura nacional, a su esfuerzo y compromiso con un arte destinado a dejar un testimonio ejemplar e imborrable de nuestra época”, concluyó Nun.
Fuente: TélamMás información: http://www.telam.com/

OPINIÓN DE ARTISTAS PLÁSTICOS-
Marta Minujin (artista plástica): “Es fantástico que reciba este premio, me parece genial. Sobre todo que reciba esta distinción a los 87 años, porque significa que para el arte no hay edad. Y en la escena internacional me parece perfecto para que vean que la Argentino no es sólo rugby o fútbol. Es apuntar a otros principios, y me parece que al país le viene muy bien”.- Renata Schussheim (artista plástica): “Me pone muy feliz, es un artista y persona maravillosa y nadie es más merecedor del premio que él. A mí me encanta lo que hace, su sentido del humor, su transgresión, su postura en general. Me parece un artista muy serio, en el sentido de la palabra de lo que es un artista. Me pone contentísima el premio. Creo que si hubiese ganado el León de Oro y luego hubiese hecho el Recoleta, la gente que reaccionó seguiría reaccionando mal, porque es gente con una mentalidad bastante particular, una mentalidad que la moviliza a ponerse muy nerviosa. Pero las personas que lo valoran lo seguirán valorando”.
- Luis Felipe Noé (artista plástico): “Me emociona muchísimo. Es como un premio a una conducta humana, al talento. Es un reconocimiento a León y, al mismo tiempo, es un reconocimiento a que existimos en esta parte del mundo como artistas. Me parece magnífico que ese reconocimiento se haga a una persona de una conducta moral extraordinaria como la de Ferrari. Además de su conducta humana, valoro su obra, el coraje que tiene para la denuncia. Pero, sobre todo, admiro realmente su talento. Para León Ferrari la relación entre arte y política es una cuestión esencial. Sin embargo, hay obras que no tienen que ver con la política, como todo lo que ha hecho con los alambres, las obras abstractas, que son magníficas también. Lo que pasa es que una cosa es que la obra tenga carácter político cuando él cree que tiene que tenerlo, y cuando no cree que tiene que tener carácter político la hace igual. Es un hombre consciente de su relación con el entorno. Y todo lo que sea sensible lo percibe. Si es abstracto también, porque, al final, las esculturas con alambres son arte abstracto. Entonces, yo no valorizo únicamente la obra de carácter político, sino toda su obra y su conducta humana. Esto es una alegría enorme para mucha gente en nuestro ambiente”.
Fuente: diario "Página 12"Más información: http://www.pagina12.com.ar/