A comienzos del siglo XX, se fraguó un renacimiento cultural sin precedentes en el Imperio Ruso.
La vida artística se llenó de exposiciones y exaltados manifiestos que combinaban influencias de corrientes vanguardistas extranjeras con aspectos genuinos de la cultura rusa.
Este acontecimiento excepcional tuvo además una característica que lo diferenció del resto de los movimientos artísticos de la época: la conocida como vanguardia rusa contó con una participación femenina no solo muy numerosa, sino también extremadamente activa y relevante. Algunas de las más destacadas artistas de éste movimiento forman parte del montaje especial de Pioneras.
Mujeres artistas de la vanguardia rusa, reúne una selección de 12 obras de las colecciones del museo con Natalia Goncharova, Alexandra Exter, Olga Rózanova, Nadeshda Udaltsova, Liubov Popova, Varvara Stepanova y Sonia Delaunay, además de textos, biografías y fotografías.
Todas ellas crecieron y se formaron en un régimen que se aferraba a los valores de la época preindustrial y sin embargo, se convirtieron en pioneras de la creación, difusión y defensa de los nuevos lenguajes artísticos que fascinaron y escandalizaron en partes iguales a la sociedad rusa y europea de comienzos de siglo.
Jóvenes, inteligentes, libres y rebeldes no formaron un grupo, aunque muchas de ellas individualmente se conocieron e influyeron mutuamente. Sus nombres están asociados a los diferentes movimientos que se sucedieron durante los últimos años de la Rusia de los zares y sus carreras habían alcanzado la madurez, cuándo en 1917 triunfó la Revolución de Octubre. Con su ímpetu y determinación no solo consiguieron integrarse en completa igualdad en la vanguardia, sino que en muchos sentidos la lideraron, marcando un importante hito en la historia del arte.
Natalia Goncharova (Negaievo, 1881-París, 1962)
Desde sus primeras obras de finales de la década de 1900, Goncharova combinó a la perfección un interés por los movimientos de vanguardia europeos con la búsqueda de inspiración en el folklore y las raíces populares rusas.
Tras ésta primera fase neoprimitivista donde se apreciaba la admiración por Gauguin y Matisse, se interesó por el cubismo y el futurismo, y finalmente desarrolló junto a Larionov, el rayonismo. Éste movimiento basado en las teorías científicas de la luz, convertía el espacio pictórico en una reflexión sobre la acción y la refracción de los rayos lumínicos.
Alexandra Exter (Belostok, 1882-Fontenay-aux-Roses, 1949)
Alexandra Exter fue una figura clave en las conexiones entre la vanguardia rusa y las corrientes artísticas que se estaban desarrollando en Europa occidental. Su temprano interés por la escena parisiense la llevó a pasar largas temporadas en la capital francesa a partir de 1907, donde conoció entre otros a Pablo Picasso y Georges Braque. Cautivada por las posibilidades del nuevo lenguaje cubista, lo adoptó inmediatamente y se convirtió en una de sus principales embajadoras en Rusia.
Al estallar la Gran Guerra volvió a su país donde, atraída por la obra de Kazimir Malévich, realizó sus primeras obras no figurativas. Durante éstos años inició sus colaboraciones teatrales y a partir de 1921, diseñó moda.
Olga Rózanova (Melenki, 1886-Moscú, 1918)
Rózanova está considerada una de las artistas más originales de la vanguardia rusa que destacó tanto por su firme apuesta a favor de un arte no figurativo, como por su continua búsqueda de nuevas formas de expresión. Sus inicios estuvieron ligados al futurismo que conoció de la mano del poeta Alexei Kruchenykh, inventor del lenguaje experimental zaum.
Resultaron tan innovadoras, que Filippo Marinetti decidió incluirlas en la Primera Exposición Futurista Internacional de Roma, en 1914.
Nadeshda Udaltsova (Orel, 1886-Moscú, 1961)
Tras la Revolución de 1917, participó activamente en diversas iniciativas culturales e impartió clases. También fue miembro del Instituto Estatal de Cultura Artística (Injuk), aunque lo abandonó en 1921 por discrepancias con los artistas de la corriente constructivista, que defendían el abandono de la pintura como práctica artística.
Liubov Popova (Ivanovskoie, 1889-Moscú, 1924)
Desde muy temprano, Popova combinó su fascinación por el arte antiguo ruso con numerosos viajes familiares por toda Europa.
El arte clásico italiano en especial los fundamentos compositivos del estilo renacentista, dejaron una imborrable huella en ella. Interesada también por las corrientes artísticas contemporáneas, viajó a París en 1912 con su amiga Udaltsova, donde entró en contacto con el cubismo.
Varvara Stepanova ( Kaunas 1894 - Moscú 1958)
La más joven de las pioneras admiró durante los primeros años de su carrera, a los poetas futuristas y en 1917 comenzó a escribir poemas transracionales, que se convirtieron en la base de una serie de libros manuscritos en los que siguiendo a Rozanova, combinaba texto y formas abstractas.
Su entusiasmo por el triunfo de la Revolución de Octubre, la llevó a poblar sus obras con personajes que representaban el ideal (robótico, eficiente y dinámico) de la era socialista.
En septiembre de 1921 se unió al grupo de artistas que decidieron abandonar la pintura de caballete. Stepanova, única artista de su época con formación en artes aplicadas, expandió sus ideas al terreno del diseño de vestimenta y textil, a la decoración de espacios públicos y teatrales y se convirtió en una de las principales representantes del constructivismo.
Sonia Delaunay (Odesa, 1885-París, 1979)
A pesar de haber pasado la mayor parte de su vida en París, todo en la vida y la obra de Sonia Delaunay parece conectar con sus orígenes rusos. Su defensa a ultranza del color, la apuesta por la abstracción y el interés por expandir sus ideas artísticas a todos los objetos de la vida cotidiana, se asemejan enormemente a los principios estéticos que defendían muchos de sus compatriotas de la vanguardia en Rusia, con los que mantuvo contactos.
Pioneras. Mujeres artistas de la vanguardia rusa lo Organiza: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid Sede, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, del 1 de marzo al 16 de junio de 2019. Sala 43, colección permanente Comisaria: Marta Ruiz del Árbol, conservadora de Pintura Moderna del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
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